POR ALFONZO PONCE DE LEÓN
INTOLERANCIA DIARIO
Fueron proyectiles de goma con gas los disparados contra pobladores de San Bernardino. Las escopetas federales, municiones y granadas ya están caducas
No fue bala de goma, fue proyectil de goma y éste pudo haber contenido gas CS, conocido también como Código Azul, utilizado por las policías del país para disolver manifestaciones, marchas o plantones, lo que impactó el rostro del menor de 13 años de edad José Luis Alberto Tehuatlie y por el mismo impacto le provocó la muerte. De estos proyectiles hay del calibre .380 y .40 milímetros, y uno de ellos fue disparado por un arma identificada como escopeta federal.
Los policías que detonaron este tipo de armas hicieron caso omiso o nadie les dijo cómo se utilizan: apuntar al piso o a una pared o muro para detonarlas —como corresponde su uso—. Lo hicieron en contra de los vecinos de San Bernardino Chalchihualpan para dispersarlos, cuando se les salió de las manos el control del grupo de ganaderos y se originó una "batalla campal", por el mismo descuido de los elementos de la Policía Estatal Preventiva (PEP), de los cuales muy pocos tenían preparación para operar como "granaderos".
Intolerancia Diario entrevistó a un elemento de la PEP especializado en atención a casos de crisis como secuestros, enfrentamientos armados o con multitudes, quien estuvo presente el pasado 9 de julio en el kilometro 16 de la autopista Atlixco-Puebla y quien dijo que la mayoría de los elementos de la PEP que acudieron a disolver el plantón —ellos le llaman evento— no tenían preparación como "granaderos" y por lo mismo no manipularon las granadas y proyectiles con gas lacrimógeno como deben utilizarse.
"Muchos de los policías que fueron 'acarreados' son de la Acreditable, que carecen de experiencia para este tipo de enfrentamientos, otros fueron sacados de las guardias; no había un grupo especializado como tal para disolver alguna marcha o manifestación. Hubo negligencia por parte de los bandos", señala el entrevistado, quien solicitó la garantía del anonimato.
Lo que provocó en sí la "estampida" de policías fue una granada Código Azul que detonó en medio del grupo de uniformados, no se sabe si por accidente o porque el arma estaba caduca, lo que provocó que los uniformados, al esparcirse el químico de acetona y cloro que contiene el gas, sintieran asfixia, además de ardor de ojos y garganta. Todos rompieron la formación y corrieron, otros saltaron el puente para aspirar aire fresco, lo que alertó a la población que pensó iban a "cazarlos". Eso motivó la confrontación.
Los policías que tenían a cargo las "escopetas federales", en lugar de disparar hacia el piso o al aire para que estos proyectiles al momento de impactar el piso estallaran dejando salir el gas, lo hicieron contra la población, y uno de estos proyectiles impactó la cabeza del estudiante, provocándole lesiones que días después lo llevaron a la muerte.
El uniformado entrevistado explica que desde hace muchos años la policía tiene proyectiles y granadas de gas conocido como CS o Código Azul, que contiene cloro y acetona, además del OP Y OC. El primero, de fabricación brasileña, y el segundo, estadunidense, que contiene extracto de venas de chile, que junto con el primero provoca asfixia, ardor de ojos y garganta, para disolver marchas, manifestaciones u otros calificados como disturbios.
"Los proyectiles que tenemos ya están caducos, las gomas que tienen en la punta y que deberían ser sensibles para detonar al momento del impacto están extremadamente duras, muchas ya ni detonan y solo sirven como golpe de contundencia".
El proyectil lleva en la punta una goma cilíndrica que al interior del mismo se vuelve como un cono, todo de plástico, en el interior lleva el gas, quien está cargo de lanzarlo tiene como orden buscar un blanco firme, como el piso, para que pueda detonar; de disparase contra un civil, este proyectil puede causarle severas heridas, principalmente si es en la cabeza, además de que al estallar provocaría otro daño más grave.
Evento sin mandos
Muy distinto a como ha ocurrido en otras confrontaciones, donde los uniformados llevan por delante uno o dos "negociadores" de la Secretaría de Gobierno, quienes dialogan con los inconformes y cuando se agota esta negociación es como interviene la uniformada, el policía estatal entrevistado dice que en este caso no ocurrió así. El presunto "dialogador" fue personal de la misma uniformada, quien amenazó a los inconformes para que se retiraran. "Tienen cinco minutos", les sentenció.
Además de la falta de un negociador la Secretaria de Seguridad Pública del estado (SSP), no envió a su personal de inteligencia para que, como se hace en estos casos, ubicara quiénes eran los líderes, cuántas personas eran —entre hombres, mujeres y niños— y qué tipo de armas llevaban, además de que reconoció que ninguno de los policías heridos fue alcanzado o golpeado por algún "cohetón".
Antes del enfrentamiento, los que van al frente del grupo de "granaderos" lanzan un proyectil de humo negro que sirve primero como advertencia para que se disuelvan los manifestantes y, segundo, para ubicar distancias para disparar los proyectiles con gas lacrimógeno.
Ninguno de estos protocolos se activó, la agresión fue directa a los pobladores.
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