Chetumal Q. Roo 15 npoviembre 2013.-En un ejercicio de romper la solemnidad, como bien aconsejaba el autor del libro "La CIA en México" —sin aludir a la Cofradía Imperial de Amanuenses, sino a la Agency Central of Intelligence— si un maestro de espionaje dejara de tarea plasmar en un lienzo a alguna institución de gobierno y su dirección de comunicación social, un servidor llevaría un cuadro con dos camas perezosas, a la orilla del Mar Caribe, roncando en cada una de ellas, cual si estuviesen en un trote pítico, dos personas con antifaz. O en su defecto, imaginemos a un ejidatario que viene de una remota comunidad colindante al Punto Put—en la línea fronteriza de los estados de Campeche y Quintana Roo—, en busca del jefe de prensa de la delegación de la Secretaría de Desarrollo Social, para pedir información sobre algún proyecto de financiamiento de producción de huevos cuadrados, ¿dónde podrá hallarlo: en el edificio de la Sedesol federal o en las oficinas del periódico El Guasón, ubicado la colonia Batman?
O quizá algún ciudadano inteligente, ducho en pistas galácticas, le indique que vaya a buscarlo al aeródromo de Chetumal, en la cabina de aviadores.
No faltará quien acuda a los tres sitios, pero en ninguna encontrará al invisible director de comunicación social de la mencionada dependencia.
A estas alturas, el desconcertado campesino solicitante, con la geografía atarantada por los cuatro puntos cardinales, empieza a dudar de la existencia de Oscar Enrique Arce Guevara, encargado de comunicación social de la Sedesol, cuyo superior es el delegado, Fabián Enrique Vallado Fernández
Entonces, como para tener la certeza que el dúo es real, extrae de su morral un periódico anciano, lo abre, mira la página principal, y justó allí, en el centro de la portada, está un retratito gozoso del delegado.
Y es que a eso, para ser preciso, se constriñen las funciones de muchas de las direcciones de comunicación social, que lejos de informar a la ciudadanía y establecer relaciones públicas con la prensa impresa, electrónica y de Internet, son disfrazadas agencias de propaganda de los titulares de las instituciones.
¿Y la ciudanía?…desinformada por servidores públicos que tienen la teoría de que, además, las direcciones de comunicación social son camarotes para ocultar información oficial y las delegaciones, cruceros primaverales anclados en Ixtac, con pipa y ron, al estilo Tsecub Baloyán, sin el estorboso Chanoc. (Mario Hernández, director editorial de covadongamedioos.com)
O quizá algún ciudadano inteligente, ducho en pistas galácticas, le indique que vaya a buscarlo al aeródromo de Chetumal, en la cabina de aviadores.
No faltará quien acuda a los tres sitios, pero en ninguna encontrará al invisible director de comunicación social de la mencionada dependencia.
A estas alturas, el desconcertado campesino solicitante, con la geografía atarantada por los cuatro puntos cardinales, empieza a dudar de la existencia de Oscar Enrique Arce Guevara, encargado de comunicación social de la Sedesol, cuyo superior es el delegado, Fabián Enrique Vallado Fernández
Entonces, como para tener la certeza que el dúo es real, extrae de su morral un periódico anciano, lo abre, mira la página principal, y justó allí, en el centro de la portada, está un retratito gozoso del delegado.
Y es que a eso, para ser preciso, se constriñen las funciones de muchas de las direcciones de comunicación social, que lejos de informar a la ciudadanía y establecer relaciones públicas con la prensa impresa, electrónica y de Internet, son disfrazadas agencias de propaganda de los titulares de las instituciones.
¿Y la ciudanía?…desinformada por servidores públicos que tienen la teoría de que, además, las direcciones de comunicación social son camarotes para ocultar información oficial y las delegaciones, cruceros primaverales anclados en Ixtac, con pipa y ron, al estilo Tsecub Baloyán, sin el estorboso Chanoc. (Mario Hernández, director editorial de covadongamedioos.com)
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