Por Gabriel Morales.
“Carajo! Por qué nos hace esto el jefe!. Nosotros que
pinche culpa tenemos que los maestros anden de revoltosos.”
-
“Si pareja, era nuestro día de descanso, y
ahora a tener que ir a esa marcha pendeja!”
–Contesta otro de los tres policías
preventivos vestidos de civil, que casualmente iban en el último asiento del camión
ruta 20, con destino a Plaza de las Américas, el 11 de septiembre pasado, igual
que yo-.
Eran tres personas, todas
con corte tipo militar, morenos. Uno de ellos de bigotito, chaparrito, claramente
se le notaba en su modo de hablar que era tabasqueño. Uno más era alto,
musculoso, con cara de pocos amigos. (De hecho, el jamás abrió la boca durante todo el trayecto). El
tercero, igualmente de baja estatura que el primero, pero su hablar era
netamente yucateco.
Comencé a afinar mi oído,
desde que escuche la primera queja, pues, que grande es Dios! Los informes que
varias compañeras nos pasaron respecto a que había un operativo puesto en práctica
para reprimir a la marcha de maestros, se me confirmaban.
“Mare!
–habla el tercero- y a luego nos dicen ma! que tenemos que entrarle a los putazos
si los maestros se atreven a cerrar la entrada a zona hotelera, y que para eso
tenemos el apoyo de los federales”.
Sigo escuchando, -ya vamos
por el Crucero, entrando a la Tulum- . -Y a la vez me doy cuenta que por lo
visto el operativo es orquestado por los tres niveles de gobierno. Del federal
y estatal, no me extraña, han dado muestra una y otra vez de que son capaces, y
la desesperación ante un movimiento magisterial que se desborda, tiene
sumamente nervioso al Gobernador y a su gabinete. Pero del gobierno municipal, “mi
gobierno democratico”? Eso sí me molesta-.
-habla el tabasqueño, dirigiéndose
al alto de estatura-.
“Tú te atreverías realmente
a putear a los maestros?”
-El fornido solo contesta,
murmurando (esas, por cierto, fueron las únicas palabras que le escuche);
“pues
para eso nos pagan no?”
Llegamos a Plaza de las Américas.
Ya no escuche más nada. Pero me fui caminando, atrasito de ellos. Nos metimos
por la Plaza, para salir al otro lado, el Malecón Tajamar, donde se estaban
juntando los profes. Ahí los perdí de vista, pues se dispersaron entre la gente.
Mi preocupación crecía. Era
claro que el gobierno está dispuesto a todo, con tal de frenar al movimiento. Más
cuando comencé a grabar el testimonio para Radio Barrio Cancún, la preocupación
cedió a la euforia.
Eran miles y miles!
Maestras, maestros, madres
de familia, organizaciones civiles. Bien organizados. Y clarito se vio que
tomaron sus precauciones; Ni siquiera pasaron por el Kilómetro cero, que es la
entrada a la zona hotelera.
La marcha transcurrió bien.
Debido a la campaña a tiempo de denuncia en redes de los planes represivos del
Gobierno, El Gober tuvo que quedarse con las ganas, al menos por esta vez, de
acabar por la vía violenta, con el gran movimiento magisterial, el cual, así
como van las cosas, bien pronto se convertirá en gran movimiento
Magisterial-Popular.
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