Chetumal, Q. Roo, sábado 5 de octubre de 2013.-Como si se tratara de una plaga entre priístas quintanarroense, todo hace suponer que, como todo mal ejemplo que cunde, la mitomanía de políticos, que encabeza el ahora ex presidente municipal de Othón P. Blanco, el soberbio Carlos Mario Villanueva Tenorio, se entendió a los mandatarios locales, particularmente en el ex gobernador cozumeleño, Félix González.
Quizá el recién nombrado delegado especial del CEN del PRI en Nuevo León padezca de amnesia convenenciera, pero ese no es el caso de los quintanarroenses, que recuerdan perfectamente los ofrecimientos de éste cuando aspiraba gobernar la entidad y poco después de aquella Nochebuena, justo 42 días antes de la elección. Entonces candidato de la coalición PRI-PVEM "Quintana Roo es Primero", hablaba de supuestos compromisos.
Hoy a nueve años de distancia, cuando sólo es preciso interpretar justo al revés lo que decía en una entrevista, recalcaba que la función pública no tenía espacio para mercaderes y merolicos, por lo que haría un llamado, empezando con el voto, para sacar de gobierno "a quienes mienten, abusan, dilapidan el dinero del pueblo, y se asocian con la delincuencia y traicionan a la sociedad".
En este momento "escupiría para arriba" con lo que parecía ser un aparente reclamo a su antecesor, Joaquín Hendricks Díaz, aunque su sexenio se caracterizaría precisamente con esas "cualidades" que criticaba, además de que, afirmaría: "Queremos un gobierno eficaz, eficiente, honesto que rinda cuentas claras y transparentes a sus ciudadanos y que sea sensible a las demandas ciudadanas, privilegiando en todo momento el bienestar colectivo y el interés superior del Estado".
Tan sólo seis años después veríamos exactamente lo contrario, con ex colaboradores enriquecidos descaradamente y opacidad a toda prueba en una administración que endeudó sospechosamente a Quintana Roo, pese a que, hace 9 años, hablaba en torno a un Estado "con alto índice de calidad de vida", en el que todos contaran "con vivienda digna, educación de calidad, salud y bienestar", y "gozaran de respeto y oportunidades ancianos, discapacitados, mujeres, niños y jóvenes".
Eso, abundaría, "es lo que desde el gobierno de la Nueva Generación -como había sido su eslogan de campaña- quiero encabezar y lograr para los quintanarroenses".
Respecto al posicionamiento del Estado como potencia turística en el país y el mundo, dijo ser una realidad, aunque también reconoció que el desarrollo no había sido parejo, "pues ese reparto, que a todos pertenece, no llega a todos los municipios", denunciaría, aunque tampoco hizo gran cosa sobre el particular durante su sexenio, cuando abandonó el campo y se dedicó a hacer negocios.
En relación con sus planes para desarrollar la Zona Sur, refirió que sólo sería posible con mucho trabajo sustentado por una gran carretera que la uniera con la Zona Norte para que la riqueza se distribuya de manera equitativa, por lo que sería "moderna, segura, con expectativas de atraer casi ocho millones de turistas al Sur, con una aparejada infraestructura hotelera y servicios turísticos para generar empleos y dinámica económica". Sonó bonito, pero sólo eso: Nunca la concretó.
Con la demagogia como principal característica y el propósito de demostrar su supuesto interés específico por esta capital, Félix González también hizo otras promesas: Gestionar la ampliación de un kilómetro más de la pista del aeropuerto capitalino y ampliar a 12 metros la carretera Cafetal-Carrillo Puerto-Tulum "para que Cancún y Chetumal se conecten por una vía más moderna y segura, de manera que se consolide un desarrollo equilibrado Sur-Norte", mentiría de nueva cuenta.
Asimismo, el ahora senador, que maniobró para que su sucesor fuera incondicional suyo, Roberto Borge Angulo, aseguró que fomentaría la creación de nuevas playas públicas y emprendería un gran programa de pavimentación durante los primeros 90 días de su gobierno por todas las colonias populares.
Aún leemos y releemos sus interminables promesas incumplidas, entre ellas garantizar respeto y apoyo a las costumbres y deseos de la Zona Maya; visión estatal, sustentada en el apoyo a los municipios, y un gobierno integrado por hombres y mujeres con experiencia, capacidad y honestidad probadas, bla, bla, bla.
"Por lo menos", en algún momento visitó Xcacal Guardia para conocer el rito sagrado de la Cruz Parlante, que hace unas semanas se festejó en esa población de Felipe Carrillo Puerto.
Abundan las falsas promesas de Félix González, otra de ellas sobre su relación con el Poder Legislativo, en el que inicialmente la oposición era mayoría, aunque expresó su confianza en que serían más las coincidencias que las diferencias con los legisladores de la entonces XI Legislatura, pues, explicaría, "tengo la seguridad de que habrá más coincidencias, independientemente del partido político. Las habrá en el trabajo, en el entendido de que juntos podremos ofrecer mejores resultados".
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