Chetumal, Q. Roo, miércoles 30 de octubre de 2013.-Aun cuando existe una leve esperanza de que pudiera echarse para abajo a última hora, se da por un hecho que los representantes "populares" del país en el Congreso de la Unión culminen la obra que inició hace algunas semanas en la Cámara de Diputados y que avalaron los priístas quintanarroenses: La homologación del IVA al 16 por ciento en las zonas fronterizas.
Quienes estaban conscientes del enorme daño que esa histórica decisión representaría para las entidades vecinas de Estados Unidos y Centroamérica -parte de los partidos de oposición, no todos-, batallaban hasta el último momento alguna negociación que pudiera frenar esa debacle afectará de sobremanera la economía de Quintana Roo y que decretó el presidente Peña Nieto en sus intensas locuras por pasar a la historia.
Como parte de esa batalla, que muy probablemente recodarán los quintanarroenses por la histórica traición de sus diputados federales priístas Raymundo King de la Rosa, Román Quian Alcocer y Lizbeth Loy Gamboa Song, así como la "Juanita" del Partido Verde, Gabriela Medrano Galindo, las comisiones unidas de Hacienda y Crédito Público, y de Estudios Legislativos del Senado ya habían aprobado en lo general el dictamen del paquete fiscal de la reforma hacendaria.
Por cierto, aunque sino demostrarse, cada vez es más fuerte el rumor de que el playense Quian Alcocer no votó a favor de la homologación, más no por algún análisis de "conciencia" o apoyo a la causa empresarial de la región, sino porque no habría asistido a la sesión en la que se debatió, tal vez consciente de las críticas que se avecindaban y muy seguramente recurrentes a lo largo de la "gestión" de los legisladores federales.
Ahora bien, en el caso de Gabriela Medrano, a quien se recuerda como "Juanita" por solicitar licencia a la XIII Legislatura para dar paso en 2011 a su suplente Ramón Loy Enríquez, esposo de la entonces senadora del Verde, la coahuilense Ludivina Menchaca Castellanos -recién se había "licenciado" el priísta José Alberto Alonso Ovando-, a nadie extrañó su voto, ya que el PVEM siempre ha fungido como "satélite" del PRI.
Asimismo, a nadie extrañó que otro mal quintanarroense, el ex gobernador priísta Félix González, haya votado en el Senado A FAVOR de la homologación al 16 por ciento -otra "mancha" más del tigre-, al igual que otro "Verde", Jorge Emilio González Martínez.
Con 10 votos a favor, nueve en contra y una abstención, el Senado avaló por la madrugada la minuta que incluye reformas a las leyes de los impuestos al Valor Agregado (IVA), Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) y la Federal de Derechos, aunque el dictamen lo discutirá hoy la Cámara de Diputados junto con una nueva Ley del Impuesto sobre la Renta (ISR) y abrogarán los impuestos Empresarial a Tasa Única (IETU) y a los a los Depósitos en Efectivo (IDE)
Como decíamos al principio, algunos senadores acordaron debatir en particular algunos artículos, como la homologación, pero la mayoría llevará sus reservas mañana al pleno para su discusión y eventual aprobación. Los del PAN y el PT se pronunciaron por abrogar el artículo 2º de la Ley para mantener la tasa de ese impuesto en las fronteras.
Durante la aprobación de la "miscelánea" fiscal con la "cascada" de nuevos impuestos, que incluye la aplicación de un peso por cada litro de refresco y elimina la deducibilidad en prestaciones sociales, entre otros, el PRI y el Verde alcanzaron mayoría 10-9 en comisiones con el voto del perredista Armando Ríos Piter y la abstención del petista Marco Blásquez. El PRD y Acción Nacional votaron en contra.
La nota "curiosa" la dio precisamente el PT, que había ofrecido votar a favor la reforma hacendaria si el PRI aceptaba eliminar el gravamen de las fronteras, presentó un estudio del Colegio de la Frontera Norte para explicar las afectaciones y advirtió que en Baja California no hay machetes, encuerados, ni gente protestando en las calles, pero que no se confíen, las aguas mansas pueden moverse, y los bajacalifornianos defenderse.
Con todo, finalmente se abstuvo, mientras que los panistas Carlos Mendoza, Francisco Domínguez y Héctor Larios alertaron sobre el daño del gravamen a la competitividad e insistieron en que es el peor momento para aprobar una reforma hacendaria, ante la desaceleración por la que atraviesa el país, en tanto que el perredista Mario Delgado advirtió que la reforma podría ser un "empujón" definitivo para la recesión del país.
Lo cierto es que la reforma también destaca el nuevo gravamen a la actividad minera, pero la estructura central de la política fiscal del país no se modifica, sino que tiende a gravar más severa y profundamente a los sectores medios y la clase trabajadora, ya que aunque los diputados eliminaron el cobro de impuestos a las colegiaturas, mantuvieron otros que dañarán la economía de los trabajadores y las relaciones laborales.
Aunque se sabe que el gobierno busca recabar 228 mil 404 millones de pesos con los nuevos, inoportunos impuestos, esto será a costa de eliminar todo lo que se deducía de prestaciones sociales, como aguinaldo, fondos privados de pensiones y aportaciones de trabajadores que cubren los patrones, lo que romperá uno de los precarios equilibrios de la relación obrero-patronal, tras tres décadas de política de contención salarial.
Por si fuera poco, aligera el cobro de impuestos a las mineras, concesionarios de telecomunicaciones y a quienes cotizan en la bolsa, pero se trata de una iniciativa regresiva y mentirosa, falsa porque dice el PRI que será social, ya que lo social no se carga a los propios sectores sociales. Se trata de una burla y un engaño al país, pese a que priístas como David Penchyna argumenten que el país sufrió reciente desgracia. Chantajistas, además.
Lo malo de todo es que sólo cinco de los 22 senadores del PRD votarían contra la homologación. Los 38 votos del PAN, seis del PT, uno de Movimiento Ciudadano y cinco perredistas no serán suficientes para frenar la propuesta. Faltaría otros 15 senadores para los 65 necesarios para la mayoría, mientras que el PRI junto y sus aliados Verde y Nueva Alianza suman 62, sólo tres menos de los necesarios.
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